La libertad es un aire habitual, sin perfumes exóticos, que se respira junto con el oxígeno sin pensarlo, pero conscientes de que existe| JCOnetti
POSTA PORTENIA *** elporTenio
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| | Número 1610 | juev 26 MAYO 2016 | Año XI |
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¿TIENE FUTURO EL PENSAMIENTO CRÍTICO?
INDISCIPLINA PARTIDARIA, la columna deHoenir Sarthou:
Semanario Voces 24/5/16
Vengo discutiendo este asunto con mi amigo Sergio B desde hace mucho tiempo. (¿Cuánto, Sergio, diez, quince, veinte años?). Sergio se crió, como yo, en un hogar de izquierda, pero, con el correr de los años, se ha vuelto antropológicamente pesimista.
Sencillamente no cree que la naturaleza humana sea apta para las utopías. Sostiene que los humanos poseemos instintos básicos que, en cualquier sistema económico o político, nos impulsan al autointerés, a la ambición, al miedo, a la rutina, a perseguir el beneficio individual y a tomar el camino más corto y seguro para conseguirlo
Desde esa perspectiva, piensa que el socialismo es un proyecto condenado, porque se funda en una noción ilusoria de la naturaleza humana. Una noción que, en rigor, niega o le resta importancia a la existencia misma de esa naturaleza, creyendo que todas las conductas humanas tienen origen exclusivamente cultural, y que, por tanto, en la sociedad adecuada, podrían ser moldeadas para una eterna o muy extensa solidaridad, honestidad y felicidad compartida.
Tomo muy en serio el argumento de Sergio B. No sólo porque es un hombre lúcido, de una lógica irreprochable, sino porque no tiene ningún interés personal en lo que dice, ya que no es político ni militante de ningún partido y no tiene pretensiones de politólogo, sociólogo o filósofo. Pero sobre todo lo tomo en serio porque su argumento está avalado por (al menos) casi cien años de historia universal.
¿Cuántos regímenes pretendidamente socialistas se han instalado en el mundo desde 1917? ¿Cuántos de ellos anunciaron una nueva era de libertad, pan, tierra, vino y rosas para hombres y mujeres “nuevos”?
Rusia y sus satélites, incluida parte de Alemania, pero también China, Corea, Indonesia, Cuba, Nicaragua, Venezuela. etc... La lista es mucho más extensa e incluye a todos los continentes, pero, de los que escapan a mi ignorancia o desmemoria, menciono a los que han usado claramente una retórica refundacional. ¿En qué han terminado esos intentos de cambiar la Historia? (“Terminado” es una palabra fuerte, porque algunos se debaten todavía entre su retórica revolucionaria y una realidad desalentadora.)
Rusia dio por terminada su revolución y volvió a pelear el dominio de Europa bajo un nuevo Zar: Putin. China, pasado Mao y su “culto a la personalidad”, sigue comunista en la retórica pero es una de las principales economías capitalistas. Indonesia fue un mar de sangre. En Nicaragua, el sandinismo naufragó en la más abyecta corrupción. Corea del Norte tiene un régimen ultra autoritario y militarista dirigido por un déspota caprichoso. Cuba, después de exportar revolución y antiimperialismo a toda América y África, negocia con EEUU la “apertura” de su economía. Venezuela galopa una crisis económica bestial y oscila al borde de la guerra civil.
El balance de las experiencias que han pretendido “cambiar la Historia y construir el socialismo y el Hombre Nuevo” es descorazonador. Decirlo es duro pero necesario. Duro para quienes creímos y nos emocionamos con varias de esas revoluciones. Pero necesario para que no nos convirtamos en las viudas inconsolables y no asumidas de “La Revolución Socialista”.
¿Por qué pasó lo que pasó?
Los neoliberales dicen que el problema es el de siempre: la economía y el mercado no pueden regularse por decisiones políticas. Pero los liberales siempre dicen lo mismo. Si tuvieran razón, no existirían los impuestos, la jornada de ocho horas, las jubilaciones, la enseñanza y la salud públicas. Con cada una de esas reformas, los liberales anunciaron catástrofes. Pero hoy nadie imagina una vida civilizada sin esas cosas. ¡Claro que la economía puede modificarse por decisiones políticas! No de cualquier forma, pero puede hacerse. Ese no es el problema.
Hay que pensar entonces, como Sergio B., en el “factor humano”. Porque lo cierto es que las crisis de todas esas experiencias revolucionarias (y de otras no tan revolucionarias, como los “progresismos” de Brasil y Argentina) han puesto en evidencia fallas humanas. Despotismo, ínfulas mesiánicas, corrupción e impunidad de los líderes, dirigentes, militantes y funcionarios. O sea: el cambio de régimen político y económico parece no poder con la condición humana.
En las charlas con Sergio, siempre me ha sido difícil contestar a ese argumento. ¿Por qué la adhesión a ciertas ideas o a cierto partido haría que un líder y miles de dirigentes y militantes se comportaran como santos? ¿Por qué el marxismo, o el nacionalismo, o incluso el origen proletario y humilde de los dirigentes, los volverían inmunes a las tentaciones del poder, de la riqueza fácil, de la fama y del orgullo? Y, en caso de existir en el inicio, ¿por qué esa pureza duraría décadas y se transmitiría a las generaciones siguientes para operar un cambio histórico? Aun sin ser un pesimista “onettiano”, esa posibilidad casi que desafía las leyes de la física. ¿Debemos resignarnos a vivir en sociedades eternamente injustas y corruptas? Uno de los problemas del pensamiento crítico (por lo menos del que ha encarnado la izquierda) es que desde hace mucho tiempo ha estado dominado por moralistas y por románticos. Así, la crítica y las propuestas de superación del capitalismo se han fundado en la premisa de que es un sistema injusto, del que aparentemente se podría salir por una mezcla de voluntad de cambio y militancia persistente. Últimamente se ha añadido además la idea (muy común entre sectores de las capas medias ilustradas) de que la lucha política “de izquierda” es una suerte de cruzada altruista, que busca el control de las instituciones políticas para destinarlas a la promoción de ciertas minorías, sociales, sexuales o raciales, excluidas y/o discriminadas.
Para hacer operativo ese programa, es necesario rodearlo de una mística romántica, que en una época fue la estética sacrificial del militante heroico (encarnada en la figura del “Che” Guevara) y hoy se ha convertido en la estética más ligera de los derechos humanos, la “diversidad” y la libertad de costumbres. La consecuencia de ese enfoque es la creencia de que cierto día luminoso alumbrará a una sociedad justa y ordenada, en la que los gobernantes sólo se ocuparán de la felicidad pública, mientras que los ciudadanos podremos dedicarnos a gozar despreocupadamente de la vida y de nuestros derechos
Esa es la creencia que le da la razón a Sergio B.
Lo que enfrentamos no es un problema político, sino un problema cultural. No se trata de esperar a convertirnos todos en santos y poner a un partido de ángeles al frente de las instituciones políticas. Se trata de diseñar instituciones que, partiendo de que no somos santos ni ángeles, impidan que los menos actúen contra los intereses de los más. El secreto es que el proceso de rediseñar y constituir esas instituciones nos transformaría a todos. No en santos ni en ángeles, sino en ciudadanos. Estamos muy lejos incluso de ese cambio modesto. El poder material está cada vez más lejano, en manos de corporaciones que dictan reglas y atropellan cada día a los Estados, a las repúblicas y a las democracias. La única arma de que disponemos para impedirlo es el pequeño Estado uruguayo. Y muchos –demasiados- nos damos el lujo de desentendernos de él. Las utopías grandiosas y optimistas, paradójicamente, son lo contrario de lo que necesitamos. Hoy, la contribución del pensamiento crítico no pasa por soñar utopías, sino por analizar meticulosamente los propósitos y los procedimientos del poder económico que domina al mundo, para actuar en consecuencia. Si lo hacemos, nos llevaremos muchas sorpresas. Los esquemas de partidos y aun la tradicional dicotomía “izquierda-derecha” pierden sentido cuando olvidan dónde está el verdadero poder y quién nos domina. Esta vez lo que está en juego no es un hipotético paraíso socialista ubicado en un futuro remoto. Están en juego la tierra, el agua potable, la educación de nuestros niños, la libertad individual y, sobre todo, la posibilidad de seguir o de volver a autodeterminarnos.
Bien mirados, son asuntos que no tienen partido.
No son asuntos para ángeles, sino para ciudadanos.
- postaporteñ@ 1610 - 2016-05-26
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MURIÓ EL GUSANO SEMPRONI, QUE LO LLOREN SUS IGUALES!
Lo recuerdo así:
Un vintén pal judas...Semproni
Uno, busca lleno de esperanzas / el camino que los sueños / prometieron a sus ansias.../ Sabe que la lucha es cruel y es mucha, / pero lucha y se desangra / por la fe que lo empecina.../ Uno va arrastrándose entre espinas / y en su afán de dar su amor, / sufre y se destroza hasta entender:
/ que uno se ha quedao sin corazón... / Precio de castigo que uno entrega / por un beso que no llega / a un amor que lo engañó... /
¡Vacío ya de amar y de llorar / tanta traición!
No me causa dolor el ataque del enemigo de clase, ni de los defensores de la clase dominante.
Me causa dolor que luego de haber luchado tanto para lograr estar en el Gobierno los representantes de la clase dominada, se hayan transformado en clase dominante.
Y esto si me duele, esto sí me da bronca, y si puedo decir que odio a cierto parlamentario que quiso pasar a la fama como Chapman, el asesino de John Lennon
Nuestro parlamentario asesinó la esperanza de un pueblo noble como el nuestro. Y no fue solamente él, hubo gente que lo estuvo apoyando, y aleccionando hasta último momento. Además estaban acusando a los que apoyábamos la derogación de la ley de caducidad como fracturistas, que íbamos a romper la unidad de la izquierda, la del FA.
Son ellos que lo han fracturado y que van a pagar muy caro lo que han hecho.
No se trata de un error político, se trata de una traición. Los traidores han ganado en muchos campos, se han encaramado en el Poder, los meten en el Ejecutivo, les dan Ministerios, y compran a la gentuza no por treinta monedas, ya que les bastan unos pocos vintenes.
De hecho ha bastado un vintén pal Judas Semproni, 15 minutos de fama.
El dolor no lo ha causado la votación de ayer, sino las idas y venidas que fueron conformando el sabido resultado de la votación de ayer.
No vale la pena hablar más de esta gente. Si ellos han querido adueñarse del FA para hacerlo bolsa, lo han logrado.
Ya no me calentaré más cuando oiga las barbaridades del caudillo Vizcacha.
Propongo olvidarlos y dedicarnos a crear algo nuevo, basado en valores reales.
Estoy seguro que es posible. Y que es lo mejor que le podemos dejar a las nuevas generaciones.
Las nuevas generaciones necesitan aparte de Plan Ceibal, etc. educación, pero no solamente escolar, sino educación en los buenos valores de la humanidad. Hay muchos ejemplos de vida.
No podemos dejarles creer que la vida del viejo Vizcacha es el ejemplo. No podemos engañarlos diciendo que tuvo un origen proletario y que estudió Filosofía y Derecho. No podemos dejar engañar a los jóvenes.
Si logramos proponer la unión de la gente que quiera luchar por una vida digna para todos, y por los valores humanitarios más elevados, cuenten conmigo! Si no, seguiré como hasta ahora, solo nadando contra la corriente.
Un abrazo grande a todos los que luchan
NÉSTOR PERALTA LARROSA –tomado del Facebook
NPL - postaporteñ@ 1610 - 2016-05-26
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A Mi Amigo el "COLO"
Ayer (24/5) a las 4 de la mañana, el teléfono me despertó. Del otro lado de línea estaba "Chito" viejo amigo del Colorado desde sus años adolescentes: me espetó sin vueltas este viejo amigo fiel: "Carlitos, se nos fue el Colo, acaba de fallecer".
A él la noticia le había llegado por TEXTO a la 1.30, "el Colo" estaba pasando muy mal la noche, los fuelles se le negaban a funcionar y no tenía fuerza ni para sorber líquido con una pajita. Anunció que se vestía y partía al Hospital, en el camino, recibió la noticia de que ya había fallecido.
Murió lúcidamente, consciente de que partía al viaje final: le hizo un gesto de beso a Graciela y, escuetamente, se despidió "Chau".
De muchas vueltas, no fue nunca, el Colo
Y desde el comienzo se mantuvo en el verbo del tango "Confesión":
Yo no quiero la comedia de las lágrimas sinceras, no ando en busca de consuelo, ni ando en busca del perdón". La parte que no cumplió fue "la de entregarse mansamente".
Viejo TUPA,... al fin y al cabo.
Quiso morir, "rodeado de los suyos" más íntimos. Su compañera Graciela, la hija ambos y su último vástago, (entre una larga serie de hijos e hijas): Micaela y, su hermana mas dilecta: Orquídea "La China" Minetti.
Fueron solo ellos los que estuvieron presentes en casi corto mes de vida, desde el diagnostico en el hospital de Canelones, su periplo por "el oncológico" y su internación final en el Hospital Policial donde finalmente, falleció.
No fue peón de brega, ni "fogonero" de los mandamases que son "los tupas oficiales" de la prensa burguesa, que los fabricó como tales y los mantiene en la hornacina.
Pero metió "más caño" que todos ellos, antes de la cana final del 74 y después de "la liberación" del 85. "Temas y temitas" que –conviene recordar- el antiguo Sr. Presidente, el "Pepe" ha dicho repetidas veces que "son temas de los que no conviene ni hablar". Al hombre "de la pistola en el cinto" no le conviene que sus autorías intelectuales y mandatos se mencionen, porque si se hace una vez más termina en cana.
Y lo mismo cabe decir del otro "consagrado" de la interpretación particular "de la política de las dos patas", cuando hacía "la rebajita" del "fifty-fifty" para tener "fogoneros" que les consiguieran "los recursos" que ellos se apresuraban a gastar, mientras eran otros -y bien sacrificados " se los conseguían"
Ellos son los expertos en tirar la piedra y esconder la mano. Los mandarines filosóficos del "YO no fui". Los que siempre se aprovecharon de la confianza ilimitada y de la lealtad de su militancia, para después -y a espaldas de esos mismos militantes- negociar con los dueños -burgueses- del Uruguay de siempre.
Asqueado de tantos asuntos oscuros y conocedor a fondo de las entretelas, el Colo, como tantos otros militantes se apartó asqueado de tanta miseria material y humana. De tanta podredumbre.
Y vivió dedicado al trabajo (de la pesca primero, de la chacra avícola después) con la cual satisfizo el hambre particular, la suya y la de su familia nueva. Con trabajo honrado. El "fondo" Raul Sendic, cuando solicitó un crédito, llegó al sectarismo imbécil, característico del MPP, de negárselo.
No por eso se amargó, ni se le agrió el carácter, ni guardo el rencor en su conciencia. Era, "el Colo" mucho más grande que la miseria espiritual de otros, los verdaderos miserables.
Lo conocí hace más de diez años, en mi vuelta al Uruguay de antes de ganar las elecciones del 2004. En el colectivo de "CRYSOL" donde ya era un militante de primera línea.
Y fueron diez años de amistad intensa, de constantes discusiones políticas, de aguantarnos mutuamente las rabietas, de mucha militancia no- orgánica contra los aparatos "oficiales" y sus personajes más notorios y encumbrados del "tupamarismo" oficial y burgués.
Así conocí a muchos de los pequeños héroes que la crónica oficial -donde se ensalzan solo a los corre-ve-y-dile y a los alcahuetes- nunca se mencionan. Al "Queque", a su sobrino "Carlitos" a su viejo amigo "el Chito" y a tantos otros. Gente -toda- de "hacer cosas" o prestar "apoyos" y nunca reclamar un favor. Militantes humildes, salidos de la mejor del pueblo trabajador mismo.
Con sus relatos y conocimientos, contribuyó a rehacer más de un panel del "misterio" del puzzle de "lo que pasó" con el viejo y glorioso MLN-Tupamaros. Cuando se militaba por el placer "de verlo al mundo cambiao" como reza el poema-canción de Salerno. La época del desprendimiento, de la falta de egoísmo, de la solidaridad plena entre los militantes, hombres y mujeres. El tiempo en que millones en América Latina se lanzaron a la tarea titánica de "tomar el cielo por asalto" y catapultar a burgueses, terratenientes, políticos y coimeros desde sus cumbres al abismo. Sin piedad y sin asco.
Ese hombre fue Carlos Humberto Minetti Fernández, el "Colo", mi amigo, como lo fue de tantos otros.
El hombre que ayer nomás, se nos fue y nos deja un espacio vacío en el corazón y el recuerdo.
Un buen hombre, un buen militante, un amigo leal.
c.e.r. postaporteñ@ 1610 - 2016-05-26
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