martes, 4 de octubre de 2011

"De como festejé la fundación del Partido Comunsta Uruguayo"

“De cómo festejé con un programa especial en
“La Latita” la fundación del Partido Comunista Uruguayo.
         La historia comienza en 1957 cuando yo tenía 18 años. Flamante piloto con mis primeras 50 horitas de vuelo, Mario Daóiz Bonilla fue mi primer pasajero y así quedó asentado en mi Libro de Piloto Nº 1.
         Creo que fue a fines del 82 recorre el penal el bolazo de que de Sub-Director venía un tal Coronel Bonilla.
         Mando preguntar por los Cros. si se llama Mario Daóiz y la respuesta es afirmativa. Entonces le escribo una carta de 17 carillas de la cual recuerdo textualmente un párrafo: “Esto no es una cárcel. Esto es un aparato destinado a la aniquilación lenta, gradual y progresiva del individuo en lo físico, lo anímico, lo profesional, lo psíquico, lo ético, lo moral y lo humano, etc.” Y además denuncio los robos de los suministros. Me manda llamar al despacho del jefe del celdario que por entonces era el mayor Rubí Feola, de Rocha, que también mi madre –obstetra claro- lo había sacado del útero de la suya. Ahí soy testigo de una emocionante escena de disciplina militar: Bonilla le dice a Feola: “-Espere afuera, Mayor”.
Recuerdo el diálogo:
“- ¿Cómo estás?”
“- Bien, Sr.”
“- No, déjate de Sr., nuestra relación va a seguir como antes”
“- Sí, pero ahora hay una diferencia: yo soy el preso y tú mi carcelero”
“- Bueno, sí, hay una barrera física entre nosotros…”
         Una noche, desvelado, había asistido desde la ventana de mi celda como se llevaban un camión de suministros, entonces se lo dije.
         Terminó la entrevista y después supe que había hablado con mi madre.
         Tiempo des pues me llama un Capitán Alves, (el mismo Cap. Alves que vedugueaba a las gurisas en Treinta y Tres y pagaba las reparaciones de su auto en Minas, con vales de nafta); encargado del Dto. De Bienestar y Recreación (kafkiano ¿no?) del cuál dependía “La Latita” y me dice:
“- Mire Rossi! He pensado en mudar el equipo de difusión y pensé también que Ud. fuese el encargado del nuevo equipo ¿acepta?”
“- Déjemelo pensar, Capitán”.
“- Está bien”.
         Enseguida entendí. Por atrás estaba Bonilla queriendo hacerle una pierna al amigo de la juventud. Consulté con los compañeros y acepté.
         Le pedí al fajinero que hiciese una lista con los interesados. Se anotaron bolches, anarcos, MLN; el que quiso. Mi pena terminaba el 30 de noviembre del 83. En setiembre viene uno de los 2 bolches que había en el equipo y me dice: “- Che Mau – Mau ¿qué te parece si hacemos un programa especial para la entrada de la primavera?” Dale, vamo’arriba.
         Me presentó aquel poema de Bertold Breoh que dice: “Hay algunos que luchan un tiempo y son buenos…”.
“- No, hermano, vamo’ a la paliza con esto…”
“- Y a ver este poema de la rosa?”
“- Y bueno, ese sí…”
“- Che Mau – Mau te parece que podemos poner a la Negra Mercedes Sosa y a Horacio Guaraní?”
“- Y sí ¿Qué tiene?”
         Cuando el programa salió al aire el 21 de setiembre el penal se congeló y algunos compañeros deben de haber pensado: “El Mau – Mau se rayó del todo, se debe estar trabajando otro islazo o querrá que lo reprocesen”
         Había un compañero anarco (que hace poco supe estaba en la más completa miseria) que fue a mi celda, abrió la ventanilla y me dice: “Te la jopiaron, Mau – Mau, te la jopiaron…”
“- Me jopiaron que, Niño?”
“- Vos sabes que se conmemora hoy?”
“- Claro, la entrada de la primavera”
“- ¿Y vos sabes de quién es el poema de la rosa que empieza el programa?”
“- No.”
“- De Rodney Arismendi y está en el carné del Partido Comunista Uruguayo que se fundó el 21 de setiembre”
“- Y vos sabes que la Negra y Guaraní son del Partido?”
“- No”
“- Bueno Mau – Mau te la jopiaron y yo renuncio al Servicio de Difusión”
         Me fui a grabaciones caliente como una araña y al rato llegaron los dos bolches. Uno era un cuadro y el otro antes, había sido de Pacheco…
         Cuando llegaron les dije: “Uds. Vinieron a esta comisión porque las puertas están abiertas para todos, pero se aprovecharon de mi infantilismo político y me la jopiaron. Ahora se van; no me gusta el poder, pero soy el encargado y los estoy corriendo. Así que mañana tempranito mandan las solicitudes ¿estamos?
         Metieron el rabo entre las patas y se fueron.
Al rato me manda llamar el Cap. Martínez, con su eterno queso y sus naranjas sobre el escritorio (mejor dicho: nuestras)
“- ¿Qué se conmemora hoy Rossi?”
Con mi mejor rostro angelical le respondo:
“- Y la entrada de la primavera Capitán”
“- ¿Y que más, Rossi?”
“- Nada más Capitán, la entrada de la primavera…”
“- Así que Ud. no sabe que el 21 de setiembre en la fundación del Partido Comunista Uruguayo?”
“- No, realmente no sabía, hasta esta mañana que un compañero que renunció al servicio me avisó”
“- Bueno, vaya”
Pedí para que el Niño continuara en la Comisión, pero no quiso.
De tarde hubo recreo, vinieron dos viejos del Partido y me dijeron que había sido un libretazo de los bolches, que estaban en difusión y que me pedían disculpas. Y tal vez fuese, nomás. La cagada era tan grande que el propio Cap. Martínez le echó tierra al asunto, si no, él iba a caer en la volteada también.
Pag.60
El hecho de que también los milicos supiesen que había sido amigo del Sub-Director me permitió adicionar a mi currículo el de “Dortiva Militar” . El de “Dortiva Civil” ya lo había obtenido a fines del 74, como conté antes. Entonces no solo los presos se cuidaban de mí sino ahora también los milicos. El Sto. del piso era una madre, casi un asistente. Si de noche estaba desvelado llamaba y decía: “ Me abre, por favor, que tengo que ir a grabar el informativo de mañana?” Entonces me abrían, iba a buscar a algún compañero y nos íbamos a tomar un té con tostadas…
Pero también aproveché para aplicar mis ideas y convicciones. No hacía política, ni amiguismo, a la comisión iba el que quería y cuando el Gordo Martínez me llamaba y me decía: “Rossi, ¿me borra este casete así el Cte. de la Guardia graba el informativo de Radio Moscú”; me iba a grabaciones, colgaba el cartelito de “No abrir, grabando” del lado de afuera, me ponía los auriculares, lo escuchaba todo tratando de memorizarlo y después sacaba los valiosos bolazos soviéticos para la planchada. Después inspirándome en la biblioteca donde los libros eran de los compañeros, conseguí implantar un sistema similar; algo así como “Aquí está su disco”¸lo que aparece en el excelente libro del Negro y Tiscornia: “Vivir en Libertad”.
En ese mismo libro me enteré de que había dado frutos –un año después que me había ido del penal- una gestión que había hecho con la Cruz Roja.
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E L      C O C O
Se llamaba Alejo Antonio Perdomo de los Santos, pero todo el mundo lo conocía por “El Coco” uno de los mejores jugadores de bochas del país. Creo que fue Campeón Nacional.
Pequeño terrateniente de Rocha, durante decenios se rompió el culo tratando de hacer agricultura porque estaba convencido de que era lo que le servía al país.
El abuelo había hecho fortuna con carretas y diligencias cuando no existía el tren entre Rocha y San Carlos.
Patrocinio ya lo había reclutado para el MLN antes de reclutarme a mí. Yo no era amigo del Coco, apenas lo conocía de vista. Deseo hacer aquí la semblanza del Coco porque el representa el arquetipo de casi todos los hombres y mujeres uruguayos/as que nutrieron ese grupo histórico que marcó un hito en este país; denigrado, vilipendiado y calumniado por el imperio y sus agentes locales: los milicos uruguayos.
Es ahora, en esta ventana histórica, cuando hay que tratar de restablecer la verdad objetiva que es una de las formas de la justicia.
El Coco Perdomo es uno de los ejemplares humanos más fascinantes con los que he tenido el privilegio de tropezarme en la vida.
Había aprendido de los canarios de campaña el arte de esconder la leche y era un artista para pasar desapercibido y hacerse el chiquito.
Tanto es así que atravesó tola la cana sin que lo sancionasen nunca. Una proeza. Inteligente y culto adoraba historia con lo que tenía una sólida base científica para ser patriota. Y tenía mucho humor, un humor refinado –esa “manifestación superior del intelecto”- como alguien lo definió.
Era bueno y generoso y esas virtudes siguen viviendo en sus hijos, Pasamos grande parte de la cana juntos. Primero en los calabozos del cuartel de Rocha un par de meses, después en la enfermería. Luego en Melo y finalmente en Libertad donde durante 6 meses fuimos compañeros de celda.
Después les voy a contar los cuentos del Coco que los harán reir.
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EL DIA QUE ME TEMBLO EL CULO
¿Alguien ha oído alguna vez que a una persona le tembló el culo? Difícil ¿no? Pues a mi una vez me tembló el culo. De Brasil, plan Cóndor mediante, me trajeron con lo puesto: una camina naranja y una bermuda verde cotorra. Parecía una araña. Verano, enero del 74.
Una mañana me sacan del calabozo que estaba en el cuartel de Rocha y me llevan para arriba que era donde estaba el S-2, la “máquina”; y me ponen en un corredor de plantón frente a la puerta. Ahí fue que comenzó a temblar el culo y no lo podía parar. El culo es autónomo, es independiente de la voluntad. Sin creer en Dios, rezaba para que no pasase ningún milico y viese mi culo espasmódico.



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