martes, 23 de agosto de 2016

Daniel Rey Piuma


La carta de un héroe.-
12/12/2012

La historia, aunque puede ser mentirosa -como en el caso de la uruguaya- al estar formada  el tiempo, que es el gran revelador de las verdades, generalmente implanta la justicia. Yo confío que así lo hará con Daniel Rey Piuma un héroe contemporáneo que milagrosamente continua vivo, al que admiro y del que envidio su coraje. No vengo a contar su biografía, apenas a mostrar un gesto reciente suyo que me sacudió, xque creo que debe ser difundido. Hace poco me distinguió con la honra de confiarme una misión que consistió en ir a buscar una encomienda y entregársela a mi hermana y a su compañero, que junto con otra pareja fueron las primeras víctimas de la tortura, que le tocó conocer y que marcaron su vida para siempre, haciéndole tomar la espinosa senda de la heroicidad. Les escribió una carta y me dió una copia; dice así:
                                     
Noviembre 17, 2012

Queridos@s compañer@s,
                                                              
En diciembre de 1977 mi vida perdió su virginidad y su pureza para siempre. Mi inocencia se hizo añicos como un espejo chocado contra el abismo.                    
Desde entonces hubo un "antes" y un "después" en mi vida.                               
Desde aquel diciembre de 1977 cargo una mochila que es fé y compromiso, pero que también está repleta de excrementos y de lágrimas. Hoy voy a dejar para siempre esa mochila aquí. Hace días que estoy ocupado en eso. Es un proceso. Es un duelo. Cuando parta el 17 hacia dónde vivo, lo haré mil quilos más liviano que al venir aquí.                                                         
Aquel diciembre de 1977, en una aciaga mañana presencié, por primera vez en mi vida, como cuatro jóvenes valientes eran torturados y martirizados hasta el cansancio.                                                                                    
Yo no estuve involucrado, pero presenciaba en aquel largo túnel gris el embriagado sadismo de los verdugos y el sufrimiento indescriptible de los flagelados.                     
Iba y venía del laboratorio dónde trabajaba y cada vez que volvía a pasar por allí mi alma se desgarraba aún un poco más.                                                       
Yo estaba armado y podría haber matado, en ese momento a seis milicos (aunque luego otros me mataran a mí) para aliviar sus tormentos. Cada vez que volvía me planteaba esa duda. Sobre todo porque uno de l@s compañer@s era una joven embarazada.                                                                                    
La duda no radicaba en el temor a mi muerte certera sino que yo ya coleccionaba información para otros compañeros y estaba saqueando el archivo de la Marina para alguna vez denunciar al régimen.                                                  
La duda fundamental era: que era prioritario? Qué era lo más importante?                             
La duda de "Sophie's choice"... Elejir entre la vida de tu hijo o la de tu hija: "El oficial nazi le pregunta a la madre de dos niños que iban a ser "transportados" al campo de exterminio: Elije entre tu hijo o tu hija. Uno de ellos quedará vivo, el otro será llevado".                                                                                                                                              
¿Cómo elegir? Yo no pude aliviar el sufrimiento de aquellos valientes en aquel momento,pero los vengué con decenas de denuncias internacionales. Y pagué mi deuda con 32 años de exilio y ausencias. Y años de insomio.                                                        
Sin embargo hasta hoy me siento culpable y moriré con ese sentimiento. Algún día.                                                
Les dejo un sarcófago, una caja. En esa caja están encerrados, literalmente, los horrores que he cargado durante tantos años. La caja puede guardar los secretos más o menos cien años sin que se hechen a perder.                                    
La caja está sellada para que nadie caiga en la tentación de descubrirlos/desenterrarlos así nomás. Pues luego se van a contagiar.
Deberán abrir la caja concientemente, si lo desean, y romper el sarcófago de cinco niveles para conocer tanto horror, les acosejo: NO LO HAGAN.
Es mi homenaje a ustedes y a tod@s aquell@s  que no pudieron sobrevivir al horror de entonces.                                                                      
Les doy un abrazo eterno, vuestro compañero
        DANIEL REY PIUMA     
                       
    P E R D Ó N
                                                   
Eso es todo.     

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