Brujería subversiva, o le adivino la suerte por $ 1.
Una de las características específicas del bicho humano es la imaginación. Que sumada a la sensibilidad puede hacer maravillas. Si hay voluntad de realización, el ideal concebido puede materializarse; si es viable, claro.
No hay adivinos, hay cuenteros jodedores que le dicen al tipo lo que quiere oír. Lo que hay es la capacidad de analizar, procesar datos y preveer el futuro, que no es una ciencia exacta.
Gobernar es preveer, escuché una vez, y estoy de acuerdo. El Cacho Benia me relajó porque dije que el capitalismo tenía 10.000 años. Le hago una rebaja y se la dejo en mil. Mucho más que el tarot, la baraja española, los buzios y los huesos de pollo, lo que sirve para adivinar el futuro es la Historia. ¿Qué le ha sucedido a la Humanidad en esos últimos 1.000 años?
Se enfermó con la ambición y corre enloquecida hacia un precipicio conocido, pero no hace nada por detenerse.
Nací antes de comenzar la 2ª. Guerra Mundial y ví transcurrir el 60% del fascinante y desaprovechado siglo XX. El explosivo desarrollo científico y tecnológico ha sido empleado – fundamentalmente – para la guerra, la dominación y la explotación. Dentro del capitalismo la Humanidad está condenada. El primer paso para cambiar es tomar conciencia de dónde está y quién es el enemigo, y el 2do. combatirlo. El 3º es sustituírlo.
El enemigo es una idea. No es moco`e pavo luchar contra una idea. Nos convirtieron a todos en “homos económicus” con la misma ideología: comprar y consumir.
Para combatirlo hay que hacer lo que dice la murga: CAMBIAR LA CABEZA. Reducirnos a nuestra exacta medida, a nuestra realidad específica y reconocernos como lo que somos: homínidos mamíferos con una expectativa de vida inferior a los 80 años.
¿Y cuál sería el modelo alternativo? Entresacar de toda la sabiduría humana acumulada a partir del aborigen, todo lo racional, aprovechable y de sentido común para construír una sociedad humana racional, justa, igualitaria y no este mamarracho que está aquí basado en la rapiña, la explotación y la acumulación excesiva, innecesaria y estúpida, que sólo permanece gracias a la herencia injusta.
Si reducimos el contexto hasta el minúsculo Uruguay encontramos un panorama alentador. Los últimos 40 años conmovieron hasta los cimientos la estructura de este paisito de características tan particulares. Sin embargo el actor principal es el pueblo que en definitiva es quien determina la grandeza o miseria de un país. No estoy pensando en la miseria económica específicamente, que es apenas una consecuencia.
El hecho de que la mitad mas uno del electorado haya decidido apostar al Frente COMO AGENTE DE CAMBIO es sintomático. La oligarquía, tradicionalmente detentora del poder político quedó, como Adán en el día de la madre, sin entender nada. Lo importante es percibir que el pueblo quiso un cambio, QUIERE UN CAMBIO. Si el Frente lo defrauda se está haciendo el Hara-kiri político.
En La Paloma tengo dos entrañables amigos de más de 50 años que me dijeron: “yo no le vuelvo a prestar mi voto al Frente.” Me dolió. Eso fue en diciembre a un embarazo de haber asumido el gobierno. ¿Apresurados? ¿Cortoplacistas? No. Apenas lúcidos y decepcionados.
Si la izquierda uruguaya se de el lujo de desperdiciar esta rara ventana histórica, deberé reconocer que no sólo estuve 10 años preso al pedo, sino – lo que es mucho más doloroso – ese montón de huesos de medio millar de uruguayos asesinados sobre los que están subidos los compañeros del gobierno, no sirvió para nada.
La pregunta es ¿ qué va a pasar a partir de ahora?
O la izquierda encuentra el lenguaje y los caminos para profundizar el proceso de concientización o consume hasta agotarlo el crédito que la ciudadanía le concedió por 5 años; como esos votos prestados por mis amigos de La Paloma.
Para materializar una idea la primer condición es creer en ella, y la izquierda dejó de creer cuando se cayó el muro y arrancó para las ONG para manguear, y no quedarse a pie. Lo más inteligente que escuché de la gente de izquierda durante el embarazo que estuve en Uruguay, fue lo que me dijo el viejo Julio: “Los compañeros tienen que entender que a partir de ahora, tienen que ser una fábrica de ideas”. Ganamos el gobierno. ¿Y ahora qué vamos a hacer con él? ¿No hay nada para hacer, o CREEMOS que no se puede hacer nada?
El “que no se puede”, Cuba lo demuestra con medio siglo de trabajo de ladilla. Hay que convocar al pueblo a que participe y darle oportunidades.
Hay un compromiso público con el pueblo en el discurso de asunción del Cro. Tabaré. Amplio y generoso, Dios quiera que se cumpla.
Mau mau
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