10/06/06
LOS CHORROS Y EL CAPITALISMO
En esta sociedad efímera y neutralizante, ser normal es completamente anormal. De vez en cuando es gratificante, verificar que se sigue siendo mas o menos normal.
Hoy terminé de leer un libro que se llama “¿Por qué los hombres son así?”, donde otro loco suelto del otro lado del mundo llega a conclusiones semejantes a las que llegó otro loco suelto de este lado del mundo.
El tipo dice que el capitalismo no le sirve al hombre. ¡Chocolate por la noticia! Los 500 vivos que rapiñaron el mundo, herederos de las generaciones que lo vienen rapiñando, que controlan la publicidad y la midia, le han hecho creer a la gilada que este es el mejor de los mundos y que no hay otro posible. Analizando la historia reciente, a partir de la Edad Media nomás, es decir, anteayer. Uno se horroriza de la maldad creciente, de la explotación inhumana (de Äfrica se “importaron” 85 millones de negros..) de la deshumanización de la sociedad, de la violencia, el egoísmo y la neurosis.
¿Se puede detener y revertir este pavoroso cuadro de deterioro? Disculpen mi pesimismo geriátrico, pero yo creo que no, sólo queda esperar que el crack final, extinga el sistema y probablemente la especie también. Es claro que a veces me embalo porque aparecen locos sueltos por todos lados, de vez en cuando. Aquí en América nomás muchos países hacen recordar la década del 60. Mirá al caballo, culo y calzón con ese pardito indisciplinado de Chavez y vamos a ver al Evo; y la cosa pinta linda en el Perú, y ojalá la chilena no nos salga otro camaleón y se ponga a firmar acuerdos de “libre” comercio de entrada, nomás.
Es alentador constatar los síntomas indicadores de la toma de conciencia creciente, gradual. El sistema hace agua por todos lados y como es irracional está condenado. Los gurises le prenden fuego a 6.000 autos en París, los sudacas y chicanos patean en EEUU porque aprte de explotarlos, los persiguen. En Francia sacan leyes con una única finalidad: aumentar la plusvalía.
El viejo Carlitos dijo: “LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD , ES LA HISTORIA DE LA LUCHA DE CLASES”.Cuando se cayó el muro, un japonés dijo que se había acabado la Historia.
Que me disculpe el japonés, pero yo creo que mientras siga habiendo clases (naturalmente opresoras, es de ahí que vienen), la historia va a seguir aunque sea a los tropezones: un pasito para adelante y otro para atrás….
Un gringo de Hawai que inventó “El fuego del monopolio” y escribió “Padre rico, padre pobre”, explica muy bien cómo funciona el sistema y cómo de generación en generación la mayoría entra en la carrera del ratón – una carrera en circulo – impulsados por los propios padres, convencidos de que están haciendo lo mejor. Que me disculpen los defensores de la propiedad privada, (hace poco que entendí por qué los anarcos decían que “siempre es un robo), pero a mí los chorros siempre me cayeron simpáticos. Me parecen revolucionarios potenciales. ¿Les cuento una anécdota? Allá por el 63 o 64 yo venía de Alemania para Mallorca haciendo auto-stop. Viajaba con una mochila y un saco de dormir pero no tenía tienda de campaña.
En Marsella me agarró una puta lluvia que no paraba. Tarde de la noche, estaba güarnecido en la estación del tren sintiéndome “el último orejón del tarro, cuando aparecieron dos o tres muchachos y me preguntaron a dónde iba a dormir. Les dije que no sabía, me dijeron que si quería ellos tenían una casa y me convidaban. No había elección. Llegando a la casa me contaron que la casa era “achacada” y que eran ladrones. Yo era joven e inexperiente y carecía de la excelente formación militar que los milicos compatriotas me proporcionaron después. Entonces un poco me preocupé: ¡uy! ¿a dónde me metí?.... Seguimos conversando y me decían lo que les pagaban por descargar un camión, por ejemplo. Quedaba claro que antes de que el dueño del camión los robara, era mejor ir a robar ellos. Nos fuimos a dormir. Inflé mi colchón neumático y disimuladamente puse el estilete de caza submarina cerca de mi mano..Me quedé escuchando despierto. Después de un rato escuché los tranquilos ronquidos de los que están en paz con su conciencia y vi que no pasaba nada. Pensé, como dicen los ricos que pagan poco:”Son ladrones porque no quieren trabajar…”Al otro día temprano, me levanté y traje pan, leche y queso y los compartí con ellos. Desayunamos apresurados antes que llegara la cana y yo cayese en la volteada también. Pero esos ladrones franceses fueron solidarios y no los he olvidado. Después – a lo largo de mi vida – he conocido mucha “gente bien” con corazón de piedra.
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