06/10/09
Mirándome en el espejo.
No encuentro análisis o referencias a nuestras características nacionales ni a nuestra historia reciente, sus causas y consecuencias.
Conciente de que bloqueo mi participación en cualquier concurso de Mr. Simpatía, creo que estamos impregnados de defectos que vienen del fondo de la historia, que han moldeado nuestro ser nacional en una aceptación cómplice e hipócrita que determina el país que tenemos, mero reflejo de nuestra idiosincrasia . Los 10 millones de vacas y los 20 millones de ovejas que comen pasto todos los días nos proporcionan un país donde se trabaja muy poco y nos aleja de aquellos pueblos que labran su riqueza con el trabajo y en consecuencia, aman su tierra y su patria. Sin polémicas ni debates creo que todo esto es demostrable.
No somos patriotas y el estado no pasa de una suculenta lechera de la que hay que mamar. Para eso, utilizamos nuestra viveza criolla hasta conseguir alguna tetita.
Nuestros gobiernos han sabido interpretar nuestra idiosincrasia y saben que la política más popular es el paternalismo estatal, entonces se dedican al asistencialismo y al reparto más o menos generoso del enorme tesoro estatal, formado artificialmente con préstamos que claramente nos esclavizan.
A los uruguayos nos disgusta ser auto-críticos y no nos miramos al espejo. Tenemos una profunda admiración por los gatos e imitamos su política de enterrar la mierda.
En nuestro caso son 210 cadáveres de estudiantes jóvenes e idealistas de clase media que se inmolaron, integrando una pequeñísima minoría a la que la mayoría de la población ignoró o le dio la espalda. Este hecho fue utilizado por algunos oportunistas ambiciosos de poder una docena de años después, para encumbrarse negociando la impunidad con sus asesinos, torturadores y enterradores. Hasta ahora.
Nosotros los uruguayos no nos jugamos, no somos solidarios mas allá de los discursos. Nos importan un carajo los excluídos y marginados. Los despreciamos, nos repugnan y los ignoramos. Allí está la prueba de las cárceles, el INAU los hospitales y las escuelas.
Para eso no hay plata. La plata la gastamos en los negocios “de nosotros”, en los milicos que protegen nuestros intereses, nuestro status social y nuestras propiedades
Dilapidamos los recursos en la burocracia, la “defensa” y la diplomacia. Nada de austeridad ni de ahorro, seguimos tirando manteca al techo, eche que se desparrame….
Avisamos antes que 5 años no dá, es necesaria la reelección, el proyecto de país es a 20 años, mientras tanto, sigo cobrando 200 lucas por mes.
De nuevo, como en el militarismo, se siguen encumbrando la mediocrasia, los ineptos y los arribistas.
Los discursos políticos me aburren y me indignan. Sermones eclesiásticos dominicales llenos de promesas en el mas allá. De los pobres será el reino de los cielos.
Mientras tanto, yo vivo en Carrasco, Pocitos o Malvín y el fin de semana me subo al auto y me voy para afuera. No me toquen mi “Ballantine’s etiqueta azul de 17 años ni mi Cabernet Concha y Toro “Casillero del Diablo” ¿ta?
Mau Mau
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