martes, 13 de septiembre de 2011

D

Ya sé que se llama de “Caducidad de la pretensión punitiva del Estado” y que se han derramado ríos de tinta sobre el asunto. Lo que me interesa es ir al fondo de la cosa, lo subyacente,  la realidad, en fin: no las apariencias interesadas que nos quieren vender. En el Pcio. Legislativo, un hombre con el que me crucé un día,  me dijo: “los pueblos tienen los gobiernos QUE SE LES PARECEN”, corrigiéndome cuando yo le dije: “los
pueblos tienen los gobiernos QUE SE MERECEN.”
Los gobiernos que ha tenido el Uruguay fueron aquellos que se parecen a los uruguayos, incluida la dictadura, que este pueblo aceptó pasivamente durante 12 años y que de alguna forma continúa, porque  nadie corrió a los milicos ni a los fascistas criollos. Ellos se fueron cómo y cuando quisieron cuidándose de dejar algunos resortes de poder (que hasta hoy se mantienen) que  les redundan en suculentas fuentes de recursos  como la Marina Mercante, Meteorología y la Aviación Civil, etc.,  a pesar de que la Constitución indique lo contrario.
Un brasilero dijo: “Ley es como vacuna, unas pegan y otras no”.
El reconocer la monstruosidad exagerada e innecesaria de la inhumana dictadura, el no haberla combatido continuando la uruguayísima política de hacernos los otarios, mirar para otro lado, y  “hacer de cuenta”,  no juzgar el fascismo y combatirlo, traerá innegablemente,  que todo vuelva a repetirse.
Estamos condenando a nuestros nietos. La “reconciliación” y el “perdón”  son el pretexto para encubrir el miedo, la falta de coraje, que traen como consecuencia la complicidad y el encubrimiento.
Si la realidad puede ser modificable, el primer paso es reconocerla y comprenderla. De no ser así, sólo resta aceptarla. En este país pocos creen que la realidad puede modificarse. La mayoría ha seguido el aparente camino más fácil que es el de la  domesticación, de la alineación, de seguir la corriente, de hacer  “la tuya.”
Así se explica que se hayan arriado las banderas, cobijándose a la sombra protectora del despotismo.
No es necesario protestar ni rebelarse. Con principios no se compra nada hoy; podrá construírse el futuro mañana, tal vez, apenas…
LOS PRINCIPIOS SON MUY DEBILES FRENTE A LOS INTERESES.
Dentro de esta sociedad capitalista, consumista, egoísta, individualista y competitiva somos educados en un feroz e inhumano modelo material; lo espiritual, lo moral y lo ético, sólo es usado como bandera demagógica y para hacer gárgaras.
La sociedad uruguaya con su tradicional e hipócrita  idiosincrasia pragmática vio la aparente conveniencia de adoptar la política de la impunidad, de que  “aquí no pasó nada”, política que se continúa hasta ahora.
Pero pasó:  aunque se oculte, se deforme o no convenga reconocerlo.
Con justificada bronca,  porque también se la comieron sin tener nada que ver, los bolches acusaron a los tupas de haberle dado el pretexto al fascismo para instalar la dictadura.
Los Tupas – hasta ahora – son los culpables de todo, principalmente de que se terminó la siesta.
Todo el mundo se subió al carrito de acusar a esa murguita de rejuntados, que no pasaban de 500 de primera línea entre muertos, presos y exiliados, de ser los culpables –
no sólo de la instalación de la dictadura – (que no sé por qué duró 12 años),  (¿o 34?), sino de que la deuda externa pasara de 500 millones a 16.000, de los Peirano, de la aniquilación de la pequeña industria, de la disminución de los salarios…
En fin; de que Uruguay alcanzase el honroso título de Republiqueta bananera y se fuese vendiendo en tajadas como una torta.
Es muy malo el ejemplo que estamos dando a las nuevas generaciones de que la vía armada es un eficiente método para la obtención del poder.
Los jóvenes podrían intentar ese camino descreídos del Estado, del Gobierno, las Leyes y la Justicia, cuando comprueban que hay hijos y entenados, que existen dos pesos y dos medidas, que el terrorismo funciona y que los mentirosos, rapiñeros y homicidas quedan impunes.
SI LAS LEYES NO SON IGUALES PARA TODOS, ¿PARA QUÉ CUMPLIRLAS?
Uno queda con la sensación de ser un otario.
Pero la verdad es porfiada, y al fin aflora. Dicen que la mentira tiene patas cortas.
Si no, veamos: ell MLN cometió 80 homicidios, las FFAA 400; 5 veces más. Hay más de 220 desaparecidos.
En esos 12 años de dictadura ilegítima la deuda externa se multiplicó por 12.550 millones más. La legislación actual se basa en decretos dictatoriales que siguen vigentes.
¿No parece joda todo esto?

                                            Mau Mau

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