jueves, 8 de septiembre de 2011

Estamos viviendo un raro tiempo histórico.-

ESTAMOS VIVIENDO UN RARO TIEMPO HISTORICO

Estamos viviendo un raro tiempo histórico en el cual la élite terrateniente, la rosca financiera, el fascismo - y en general - la clase dominante, ha sido momentáneamente desplazada de una pequeña parte del poder político dentro del Estado. Existe libertad de información y de prensa oral, escrita y televisiva. Debemos aprovechar para rescatar la memoria histórica reciente, contando la verdad sin deformaciones y sin maquillajes, generalmente destinados a favorecer intereses sectoriales, usando la mentira o la media verdad como eficiente arma moderna para formar opinión. Ya es tiempo de comenzar a neutralizar con la verdad desnuda y contundente, casi 40 años de desinformación que impidieron que el pueblo uruguayo conociese en toda su riqueza
humana, la entrega voluntaria y generosa de una generación de uruguayas y uruguayos - generalmente muy jóvenes - que estuvieron dispuestos a inmolarse para tener una patria mejor. No pretendo hacer un panegírico porpagandistico sino que estoy animado por el sentido de la verdad y la justicia. Es claro que se trató de un grupo de hombres y mujeres comunes, en su mayor parte de clase media, que arrastraban todas las deformaciones perversas del capitalismo, de l a sociedad de clases, del consumismo, del egoísmo materialista, de la ambición de poder; y en fin: de todas las pequeñas y grandes miserias que la naturaleza humana arrastra o le fueron inyectadas por culturas o modelos determinados. Había aventureros, encandilados por el exitismo, resentidos, frustrados, o personajes repulsivos y siniestros como Amodio o el Tino Pires-Budes. Martí dijo que el sol tiene manchas, pero que la luz que da es más importante que las manchas que tiene. Esa generación a la que tuve el privilegio de pertenecer, y ese grupo en el que tuve el honor de participar tenía características comunes. Poseía en alto grado esas virtudes que enaltecen al hombre y lo diferencian del chancho, como dice el Pepe (Si, el del asado) y que le permite escalar los peldaños de la suprema aristocracia: la de los santos, de los mártires  o de los héroes. Y aquí recuerdo la odisea de Guillaumet, un gran amigo de Saint-Exupery, que como él, también es muerto en la 2a guerra  mundial que dice, después de caminar 3 noches y 2 días cruzando los Andes, en invierno, a causa de una panne "lo que hice - te lo juro - ningún animal sería capaz de hacerlo".
Nuestros pedagógicos torturadores - todos ellos jubilados - nos enseñaron a superar el animal y nos enseñaron a encontrar fuerzas dentro de nosotros que ni siquiera sabíamos que poseíamos. Para defender la dignidad y la vergüenza, para no capitular frente a la mezquina limosna de detener la tortura, a enfrentar el chantaje, a no aceptar la inmunda transacción de delatar a cambio de preservar a la compañera o a un hijo.
Recuerdo al oscuro desconocido superhombre, del "Muñeco" Selves, que cansó a los torturadores y nunca les firmó nada; o al "Mudo" Cohen, del que sólo conseguí escuchar su voz 30 años después, porque simplemente decidió no hablar nada, con nadie. O las gurisas de Punta de Rieles, T. y Tres o Paso de los Toros con sus ejemplos de entereza, coraje y dignidad.
100.000 detenidos, 4.000 procesados, 400 muertos. Hay miles de historias. Y ahora toda esa generación se está muriendo, la mayoría pobres, destrozados y olvidados.
Compatriotas: fueron los tupamaros los que desbravaron este camino que se inicia, fueron esos muchachos parados 15días a la intemperie día y noche en una plaza de armas, parados descalzos sobre latitas de paté o con los brazos abiertos y un ladrillo en cada mano, las victimas que con su dolor y sufrimiento - que no ha cesado desde hace 40 años - fueron el detonador de este proceso fascinante, valioso y raro, fueron ellos, esos muchachos y muchachas, uruguayos, conocidos de todos, de la familia, del barrio, de los colegas, los que actuaron como fermento para que un millón de uruguayos eligiese el Frente Amplio como el partido del pueblo y para que la bandera colorada fuese sustituída por la de Otorgues en los cantegriles.
El pudor a que nos obliga la memoria de los compañeros muertos, los que dieron todo por su patria, me impide contar mi historia. Yo no importo, soy uno más. Bastantes distinciones de clase hay en este mundo, como para intentar establecer distinciones entre los verdaderos apóstoles de un ideal de justicia, de amor a los semejantes o la de los padres que pretenden legar a sus hijos la única herencia que importa: un mundo mejor.

Mau Mau

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