Sin alas-.
Los uruguayos tenemos la cultura de obtener, de recibir de arriba sin sacrificio, nunca de dar ni compartir.
La “orientalidad” –aquella con la que hicieron gárgaras los milicos – no pasa del asado, el mate, la cumparsita, Gardel, el Cerro y Peñarol y Nacional. Eso explica que con 5 centenas de otarios el rentable militarismo uruguayo se fabricó un ejército enemigo y se mamaron 6.000.000 millones de dólares durante 12 años. A su vez el militarismo uruguayo estuvo constituído por una centena de vivos que cortaban el pastel y tomaban las decisiones, ¿Y los 3.000.000 de patriotas uruguayos donde estaban y qué hicieron?
¿Esos, que eran “tan ilustrados como valientes” y que habían “jurado un odio irreconciliable a todo tipo de tiranía?” El 20% se fueron atrás de los dólares y no volvieron más. El resto hizo lo que mejor sabemos hacer: mirar para otro lado y hacernos los otarios. Imagino que muchos patriotas de fiestas patrias habrán de molestarse por esta radiografía tan descarnada que omite hacerse trampas al solitario.
Puede confundirse con un tono airado de reproche lo que no es otra cosa , que una profunda expresión de dolor., por el desánimo que provoca comprender la dificultad en remontar la voluminosa montaña de incomprensión que se nos opone en la acumulación milenaria de la ideología del sistema.
Se trata - nada menos – que de repensar la humanidad y su destino. Menuda tarea, ¿ no?
Pero tomando la historia reciente del último pestañear, los últimos 70 años, comprendemos de inmediato que éste vértigo creciente corriendo atrás del “crecimiento
Económico” nos conduce solamente hacia un despeñadero pavorosamente cercano. En el caso particular resulta patético y ridículo asistirla triste espectáculo de los esfuerzos
Que hace este pequeño y empobrecido país por adaptarse a un modelo impuesto que para lo único que sirve es para hundirlo cada vez más. Basta con revisar los registros
De los últimos 50 años.
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